“Cuando comencé con esto de escribir un blog lo
planteé como una terapia, una sauna mental metafórica en la que poder depurar
mi cabeza a través de los poros del pensamiento para descontaminarme y, para
ser sinceros, de un tiempo para aquí no he sido capaz de escribir nada y el
grado de intoxicación empieza a ser preocupante. Llevo ya un par de meses con ideas
que necesitan salida, pero que están tan dispersas que se niegan a abandonarme
y se van acumulando, cada vez es más dificil sacarlas y acaban por enquistarse
y propagarse como si de un proceso tumoral se trataran.
Todo empieza con una sensación de malestar, un
dolor ciego cerca del pecho que poco a poco, te acaba por cargar cuello y
espalda para, finalmente, acabar
por infectar a la cabeza. Algo no va bien, pero te dices eso de “ya se pasará”,
hasta que no puedes negarte a la evidencia de que empiezas a ser disfuncional,
no piensas claro. Te despiertas y te duermes con esa sensación de pesadez, de
que llevas un pasajero indeseado dentro que no quiere irse y que no sabes como
despedir. Ni por las buenas, ni por las malas. El cerebro va lento, con el
viento de frente y la fuerza de la gravedad parece multiplicarse por dos. Pero
como todo en esta vida, sólo es cuestión de tiempo que acabes por acostumbrarte
a esta pesadez y terminas por no acordarte de lo que era no tenerla, de manera
que para cuando te quieres dar cuenta de que realmente hay algo que no
funciona, ya es demasiado tarde.
El pasajero indeseado ya tiene acceso VIP y se
mueve a sus anchas por tu sistema, te encoge el estomago, ralentiza tu ritmo
cardíaco y te vuelve olvidadizo. Ya no eres el mismo. “Los tuyos” parecen de
otro, por que tú, precisamente, ya eres otro. Intentas disimularlo, al fin y al
cabo “ellos” no tienen la culpa de ese sentimiento enquistado. Así que te pones
tu capa de héroe, llena de agujeros, y empiezas a respirar sonrisas y beber
lágrimas para que a otros no les falte el aire y no noten que el agua llega al
cuello. Pero es cuestión de tiempo, siempre el tiempo. No miras igual. No os
equivoquéis, con la boca sonreimos todos; Con los ojos sólo los que sonríen de verdad; Con todo
el cuerpo solamente los que serán capaces de sonreír mañana. Así hasta que un
día se te olvida lo que era ese gesto, lo intentas y sólo haces muecas
incomodas. Más tarde, ya ni te molestas en intentarlo porque te das cuenta que
hace tiempo que ya no eres dueño de nada, ni de ti mismo, hasta que un día todo
se para y se pierde, por fin, lo que fuiste, lo que eras y lo que creías que
ibas a ser…
Creo que me he ido por las ramas y que he
perdido completamente el sentido de lo que iba a ser este post, pero puede que
sea exactamente lo que necesitaba. Seguro que hay quien lo entiende.”
Este post lo escribí durante mis dos años de sequía.
Me lo he encontrado de casualidad y recuerdo que en su día decidí no
publicarlo porque me parecía demasiado personal, porque representaba un símil de lo que me
pasaba internamente con un ejemplo demasiado fidedigno y real de lo que estaba sufriendo una persona ajena.
Al leerlo llego a dos conclusiones. Por un
lado, la figura del héroe es un tema recurrente que debo empezar a desechar y,
por el otro, es bueno que lo publique ahora porque al leerlo ya no me reconozco. Aunque me siga dejando una
sensación agridulce, en este caso mi particular partido interno acabó en una
victoria personal, a pesar del olor a derrota general que me impregnará la piel
para siempre.
Vida 0- humano ?.
Vida 0- humano ?.
Agur Aita.
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